Por: Edwin J. Peña
El heterismo, es según Johann Jakob Bachofen, un eufemismo utilizado para designar la libertad sexual en la antigua Grecia o la prostitución libre, según este mismo autor en su libro “El derecho materno”, los humanos primitivo vivieron en un estado de promiscuidad sexual liderado principalmente por mujeres; técnicamente, las mujeres de las comunidades primitivas yacían sexualmente con todos los hombres de la misma comunidad, debido a ello, era muy difícil determinar la paternidad de los hijos que nacían, provocando como consecuencia que se establecieran árboles genealógicos por vía materna, según El derecho materno de Bachofen; esto se dio entre todos los pueblos antiguos; a consecuencia de este hecho, las mujeres, como madres, como únicos progenitores conocidos de la joven generación, gozaban de un gran aprecio y respeto, que llegaba, según Bachofen, hasta el dominio femenino absoluto (ginecocracia).
El paso del heterismo a la monogamia y del derecho materno al paterno se produce, según el autor concretamente entre los griegos, a consecuencia del desarrollo de las concepciones religiosas, a consecuencia de la introducción de nuevas divinidades que, representaban ideas completamente nuevas, en el grupo de los dioses tradicionales, encarnación de las viejas ideas; poco a poco los viejos dioses van siendo relegados a segundo plano por los primeros. Así, pues, según Bachofen no fue el desarrollo de las condiciones reales de existencia de los hombres, sino el reflejo religioso de esas condiciones en el cerebro de ellos lo que determinó los cambios históricos en la situación social recíproca del hombre y de la mujer.
En correspondencia con esta idea, Bachofen interpreta la Orestiada de Esquilo con un cuadro dramático de la lucha entre el derecho materno agonizante y el derecho paterno, que nació y logró la victoria sobre el primero en la época de las epopeyas. Llevada de su pasión por su amante Egisto, Clitemnestra mata a Agamenón, su marido, al regresar éste de la guerra de Troya; pero Orestes, hijo de ambos, venga al padre quitando la vida a la madre, por lo que hace que se vea perseguido por las Erinias, seres de que protegen el derecho materno, según el cual el matricidio es el más grave e imperdonable de los crímenes. Atenea y Apolo deciden intervenir, siendo ella la que hace de juez. Atenea escucha a ambas partes. Todo el litigio está resumido en la discusión que sostienen Orestes y las Erinias. ¿Por qué las Erinias le persiguen a él, cuando ella es mucho más culpable? Pues ella había matado no solo a su esposo, sino también al padre de su hijo, la repuesta es sorprendente: No estaba unida por vínculos de sangre al hombre que había matado” El asesinato de una persona con la que no se está ligado por lazos de sangre, incluso si es el marido de la asesina, puede expiarse y no concierne en lo más mínimo a las Erinias. La misión que a ellas corresponde es perseguir el homicidio entre con sanguíneos, y el peor de estos crímenes, el único imperdonable. según El derecho materno, es el matricidio. Al final, tras ser sometido a votación por los dioses, Orestes queda absuelto de su crimen. El derecho paterno obtiene la victoria sobre el materno, los dioses de la joven generación, según se expresan las propias Erinias, vencen a éstas, que, al ponen al servicio del nuevo orden, una generación de dioses muchos más jóvenes, según Bachofen, fue aquí donde terminó el matriarcado, estas divinidades de la época clásica griega echaron por debajo el derecho materno para sustituirlo por el paterno.