Por: Wenzel Mussel Lorenzo
Si pudiéramos comparar con algo los dos años de gobierno de Luis Abinader, sería con la excéntrica película de 1998 “The Truman Show” ( El Show de Truman en español) protagonizada por el inmortal actor Jim Carrey. Está película trata sobre un hombre que desde antes de nacer, su vida es grabada por cámaras de televisión y es transmitida cómo un reality show las 24 horas, así se siente la presidencia de Luis, cómo un reality show de mal gusto qué los dominicanos hemos tenido que observar porque no queda de otra.
De está película también nació un trastorno llamado “Síndrome de Truman”, que consiste en que el individuo cree estar en un reality show y que su vida es grabada las 24 horas. Con la teatralidad y el show con el que Luis Abinader ha manejado su presidencia, yo no dudo que él esté sufriendo una forma severa de dicho síndrome producto de su cargo.
Sus frases trilladas cómo “no miren pa tra”, sus apariciones hasta en un ventorrillo que se vaya a inaugurar y sus actitudes populistas son pruebas de ello, también podríamos decir qué lo se gasta en materia de publicidad y comunicaciones está al nivel de un reality show qué se transmite las 24 horas, porque con los miles de millones qué se han invertido en ese renglón, muchos problemas se hubieran resuelto en este país, tristemente está administración confunde la propaganda con las relaciones públicas y las políticas públicas.
Y me concentro en eso porque sinceramente no tengo algo bueno que resaltar de este gobierno, no por ser mezquino ni ser opositor, sino porque en verdad no me llega a la mente nada bueno significativo qué Abinader haya realizado. Lo único que podría recordar de estos dos años han sido las incontables apariciones del presidente en alocuciones para decir más de lo mismo, el constante recular con los fideicomisos, privatizaciones, modificaciones constitucionales, proyectos de ley contra la libertad de expresión y toda medida que le genere impopularidad al gobierno, las destituciones de funcionarios por corrupción (cuando él se jacta de decir que en su gobierno no hay corrupción) el aumento en el costo de la vida, el abandono de las bases de su partido, las personas que cubearon dejandolas con el traje hecho, pero por supuesto, todo con un chistecito, una promesa, un golpesito a la mesa y mucha publicidad por parte de Abinader para cubrir todos los males.
Eso sí hemos tenido los dominicanos en estos dos años, el reality show del cambio, de vez en cuando nos dan circo con uno que otro caso de corrupción que explota de parte del ministerio público teledirigido..digo, independiente, a veces pan con las ayudas sociales que se terminan robando cómo en Supérate, las ocurrencias de funcionarios brutos que sirven más para comediantes qué para políticos y un presidente que le gusta más la cámara que resolver algo, hemos tenido dos años del Show de Abinader.