Por: Saúl Torres
Hace 5 años, el ecosistema literario que conocemos era mas propenso a ser hostil, los opinadores, la “quema de libros”, los debates o más bien gallineros por las redes sociales, y sobretodo la propagación de influencers y eruditos en la “materia” era exorbitante. Si hoy pudiera dar con certeza las diferencias que hoy nos representa, podría decir que, para tener más, tenemos menos. Tenemos menos de ese circo, es obvio, pero aun queda esas prácticas mediocres y salva-pellejo, que vivía hace 5 años la literatura joven. Si muchos creían que lo peor era imaginarse a un critico con una hoz, y si creían conocer su mal, ¡qué poco han conocido su bien! Entonces aun no saben nada. Pues aun vivimos de un compadreo, y una falsa honestidad intelectual, que además de contaminar con insania nuestro conocimiento, adultera las intenciones, o para decirlo mucho más claro, tienen una buena fachada. Aun tenemos al escritor más exitoso de República Dominicana, en las mismas tretas, de boca llena y de acciones estériles, basando sus logros literarios en premios y sin embargo con la imposibilidad máxima [queriendo decir los minimos requisitos] de encontrar sus libros en Amazon. Tenemos tanta materia prima que se sienten aludidos por los halagos, que han construido su autoestima literaria en unos cuantos supuestos renombres. Todos colgados del mismo discurso, y las mismas miserias, como tratando de encontrar su lugar dentro de los bolsillos gubernamentales, la esquina del Foro ha hecho más que todos ellos que viven con la ambición de almohada y con su credo que no vale palabra alguna.
Aunque quedan algunos heraldos, porque los tiempos están difíciles para nuevos reclutas, y estos si escriben, y tienen mejores quejas que los que hacen huelga porque ya no tienen sus preciadas botellas. A diferencia que antes que era mucho más difícil distinguir la cizaña con el trigo, estos están siendo la resistencia en batallas independientes, y creo que por ese lado algo se nivelará, y si se tiene al menos un poco de esperanza, apenas los superaran.
Mucho antes de haber conocido este ecosistema de libros y serpientes, era mi mejor intento de escritor, maravillado por un tercio de conocidos que tenían que ofrecer a la literatura, y temblando con el poco conocimiento que podía desmenuzar de los mortales como yo. Pero después de saber el “fronteo literario” que existía, sobre todo por obras que tenían mucho que trabajar, y por otras mencionadas por los susodichos que aun ni siquiera habían escrito, entonces vi como muchos se escondían ante un grupo de depredadores [mejor dicho opinadores] que no daban luces del oficio.
Y aunque pareciera que la unión es poco más latente que hace algunos soles, tenemos que “quitársela” a algunos, que verdaderamente no quieren unión, sino poder, y que tienen una manera de visualizar las cosas un poco retorcidas y más aun cuando se trata de ganar-ganar. Porque lo cierto es que, si tenemos buenos cosechadores, tenemos por mucho bandadas de cuervos.