Por: Máximo Vega
Hoy 30 de junio nació el profesor Juan Bosch, hace 113 años. Es una feliz coincidencia que también se celebre el Día Nacional del Maestro, teniendo en cuenta que a don Juan siempre se le llamó, con mucha razón, El Profesor, debido a su vocación educativa, cultural, pedagógica.
Como muchos dominicanos, los primeros cuentos que leí fueron los de Juan Bosch. Sobre todo los tres volúmenes en los cuales se recogieron casi todos sus cuentos: Cuentos Escritos Antes del Exilio, Cuentos Escritos en el Exilio y Más Cuentos Escritos en el Exilio. También soy un gran admirador de uno de sus dos ensayos bíblicos: David, Biografía de un Rey. Un libro que me marcó durante mi juventud, debido a que me gustaban, y me siguen gustando, las biografías y las historias bíblicas. La suya es una obra maestra, que lo llevó a buscar datos en la Biblioteca de Londres, en los Estados Unidos y en Israel. Pero ese libro también es una lección sobre política, acerca de lo que debe y no debe, lo que puede y no puede hacer un gran gobernante como David, el más grande rey de Israel. Quien también fue poeta y músico.
Todavía hay personas que creen que don Juan renegó de la Literatura cuando dejó de escribir cuentos, pero no es así. Se dedicó a escribir ensayos y artículos. Que forman parte, claro está, de la Literatura. Cuando se decidió a entrar en el campo político, cambió la ficción por la realidad. Pero siempre fue un gran escritor, y un gran gestor literario, promotor de las obras de Pedro Mir y Virgilio Díaz Grullón, sus grandes amigos, por ejemplo.
A mí me dicen en mi propia cara, aunque de forma personal, íntima, que don Juan no regresó a la presidencia de la República debido a que era demasiado honesto. Que no transigía en ese sentido. Uno de los problemas que siempre ha tenido este país es esa clase de mentalidad suicida, desordenada, irresponsable, acerca de lo que está bien y está mal, sobre lo que conviene de manera personal y lo que le conviene al país. Para muchos políticos dominicanos, lo que conviene de manera personal es corromperse y hacerse de dinero. Cristianos practicantes que no se pierden una misa son reconocidos corruptos públicos. Políticos ladrones justifican su mal hacer con sonrisas y donaciones. Pero la Historia no olvida ni perdona. Por eso don Juan es lo que es hoy día, mientras que, en el futuro, a gobernantes y funcionarios de gestiones podridas los ocultará la basura y la inmundicia. Los que atacaban a don Juan en vida, los detractores y enemigos, al final se han rendido ante la realidad de una existencia basada en el decoro y los principios, que han cambiado poco desde el pensamiento socrático.
Un escritor y una persona a la que he admirado profundamente, por su honestidad, por su calidad literaria, incluso por su vida tan intensa, una de las más extraordinarias del siglo XX dominicano. Se conmemoran 113 años del nacimiento de un gran hombre.
