Sumergirse en el mundo narrativo de Pedro Peix resulta ser un verdadero caudal de maravillas, enigmas e inconmensurables sorpresas. Su viva voz, diálogos fluidos, magistral juego con el lenguaje y las innovaciones en sus estructuras narrativas en su tiempo, muchas de las cuales se han convertido en sólidos recursos del cuento contemporáneo, son algunas de las características principales del escritor que se entrelaza en estas líneas. El narrador capitalino es mucho más que una simple lectura: es un maestro para los escritores que desean perfeccionar su oficio en la buena escritura, un agente de reflexión y un disfrute eterno.
Dentro de los textos que he leído del autor, que hasta ahora han sido relativamente pocos debido a la escasez de reediciones de su obra, me he topado con cuentos sumamente innovadores como “Los muchachos del Memphis”, “La selva” y, no menos importante, el protagonista de este escrito: “Los hitos”. Un texto que, desde su primera línea, cautiva a cualquier lector experimentado por su estructura narrativa, atrapándonos magistralmente hasta desentrañar el último recoveco de la historia que nos relata.
“Los hitos” es un cuento narrado desde la perspectiva sabia y, al mismo tiempo, extraña de un narrador omnisciente que se convierte en un narrador testigo. Lo más curioso es que el personaje protagonista es un narrador en segunda persona del singular; es decir, “tú” eres quien dirige la historia y dialoga con el otro personaje que constantemente te recrimina por tus acciones. Porque “tú” no eres nada más y nada menos que el presidente Ramón Cáceres, el dictador dominicano que, junto a Jacobito De Lara, asesinó al otro dictador Ulises Heureaux y gobernó (gobernaste) el país en el período 1906-1911 hasta su (tu) muerte, cuando cayó (caíste) abatido a manos de sus (tus) perseguidores mientras paseaba (as) en su (la) carroza por una calle de Güibia. Con su característica escritura limpia, fraseo cortante y preciso, y coherencia que dejan a cualquier lector impresionado, Peix toma este pasaje histórico para ambientar y dar vida a este magnífico cuento, destacando todo lo acontecido durante ese régimen detalladamente… ¡Qué grande, Peix!