Por: Gerson Adrián Cordero
Al conmemorarse el sábado 23 de abril, el día Internacional del libro y celebrando en esa misma fecha en la República Dominicana el día de la Biblioteca y el Bibliotecario, cabe cuestionarse: ¿Qué importancia se le está dando al libro en Republica Dominicana? Y ¿Qué utilidad le da el dominicano a la biblioteca?
Es conocido que Republica Dominicana, en términos generales, no es un país aplaudido por ser lector. Generalmente las actividades de lecturas son realizadas por círculos literarios que son los que más seguimiento les dan a esta práctica. Las escuelas públicas, pero con menos frecuencia, también lo hacen, aunque pocas veces se hacen notar con actividades educativas de lectura para un público en general. Cabe resaltar que todos los años, en Santo Domingo, se lleva a cabo una feria Internacional del libro, donde su propósito es incentivar la lectura por medio de las compras y ventas de libros, pero muchas veces por prejuicios y la mala planificación de los organizadores, dicha feria no logra su objetivo y solo sirve para seguir desangrando el presupuesto del Ministerio de Cultura. Y al final las bocinas del ministerio decir, que la feria fue un éxito cuando en realidad no lo fue.
En términos generales se puede decir que muy pocos dominicanos tienen el hábito de leer, es una práctica poco utilizada, a tal punto que si te ven leyendo en algún lugar podrían decir que eres una persona rara. ¡Y créeme…! No estoy equivocado, lo digo por experiencia propia. Una de las frases más conocida en el país hacia un lector, es: “Vas a parar en loco de tanto leer”, en varias ocasiones me lo han dicho, pero siempre habrán algunos que se tomen el tiempo de leer y de promover la lectura, a pesar del rechazo de muchos. También hay que tener presente, que las bibliotecas sufren un abandono descomunal y todo está relacionado a una sociedad que no tiene el hábito de leer. Podríamos llamar a las bibliotecas dominicanas (El Cementerio de los libros Olvidados) mismo subtítulo que utilizó el novelista español Carlos Ruiz Zafón al inicio de su novela La Sombra del Viento.
Espero que esta realidad pueda cambiar: que las universidades, escuelas, liceos, centros culturales, núcleos familiares se involucren más para arrancar de raíz este mal que tanto daño y atraso le causa a nuestra sociedad. Que al niño en vez de regalarle una tablet se le de un libro. Que se le eduque sobre la importancia de la lectura, porque finalmente, una sociedad que no lee, es una sociedad que no tiene desarrollo.